21 agosto 2006

La estación


Venir hasta acá,

ver pasar los trenes,

o mejor dicho “el tren”,

el único que pasa.

Se cambia de estación así. En estos días.

Como esa luz que parecía que no avanzaba, pero después llega

y pasa arrasando pelucas, es una avalancha.

Así, ni frío ni calor, ni llueve ni no, hasta que estás en otro lado.

Cerrás los ojos, afuera siguen pasando los árboles

y entonces el ruido que hacen las cosas,

es ruido ciego de colores pegados a la retina.

Rabia de la luz que no quiere bajarse.

El nervio imperceptible haciendo su trabajo silencioso

como gotas de rocío.

Nada. A grandes rasgos

Es sólo una canción atrás de otra.

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