Subimos a la terraza como pájaros de noche con el canto obstinado, roto. Armados de alas para siempre. alas de madera pesada. Llovía y el día parecía ir de atrás para delante. El agua hacía charcos en piletas vacías. Nada de todo esto podía llamarse mañana.
08 noviembre 2007
El olor a milanesa sube, llega al cerebro del edificio.